15/7/15

El bótox da el salto de la estética a la salud

 
El bótox da el salto de la estética a la salud

Más allá de ser un remedio contra las arrugas, esta toxina mejora patologías como la distonía o la migraña

estusanidad.com.-Nuria Martín Sanz. Madrid

Al hablar de bótox lo primero que viene a la cabeza es el uso estético de este producto y el adiós a las arrugas que han dicho muchas caras conocidas del celuloide. Pero la toxina botulínica tiene muchas aplicaciones más allá, que están directamente relacionadas con la salud. Porque su efecto, que es la parálisis muscular, supone un paso adelante como tratamiento de múltiples patologías.

“Su primera indicación clínica, en los años 80, fue para el estrabismo infantil, porque un oftalmólogo ‘avispado’ pensó que esta sustancia, que es la toxina biológica más potente que hay, en dosis muy bajas podría conseguir paralizar músculos que estuviesen contrayéndose en exceso. Y funcionó”. Así lo ha explicado a EsTuSanidad el vocal del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Gurutz Linazasoro.

A partir de entonces “empezó a utilizarse en trastornos del movimiento, sobre todo en formas de distonía, una enfermedad que provoca espasmos musculares y que puede ser de la mano, del pie, del tronco, de la boca… para paralizar aquellos músculos que se están contrayendo en exceso”, ha añadido. Ya luego “se abrió la indicación a cualquier situación que tuviera un exceso de movimiento, por ejemplo los tics, las formas de temblor, la espasticidad, etc.”

En definitiva, “las indicaciones son para todo aquello que está contraído en exceso”; y por tanto, está contraindicado “en aquellas enfermedades con debilidad muscular, como la miastenia gravis, por el riesgo de empeorarlas”. Eso sí, advierte que “siempre tiene que ser un neurólogo el que tiene que dar la orden de aplicar la toxina botulínica y quien lo haga efectivo”.


Calmante contra el dolor de cabeza

El tratamiento de la migraña es otra de las aplicaciones del bótox. “Es relativamente novedoso y ayuda bastante”, ha explicado la coordinadora del Grupo de Cefaleas de la SEN, Patricia Pozo, quien añade que “en vez de por vía oral, se inyecta de forma subcutánea pericranealmente”. La experta ha informado de que “si el neurólogo lo decide y es adecuado para el caso concreto, la inyección se pone cada tres meses por cuatro veces al año”. En este sentido ha subrayado que “lo que hay que tener claro es que es el médico el que lo receta y lo administra”.


Vejiga hiperactiva, un problema añadido a otras enfermedades

Sufrir de vejiga hiperactiva supone una serie de problemas para el paciente que también pueden encontrar su solución en el bótox. Según ha señalado el coordinador del Grupo de Urología Funcional de la Asociación Española de Urología (AEU), José María Adot Zurbano, “este problema es provocado porque la vejiga se contrae sola, sin que la persona lo desee, lo que conlleva la incontinencia urinaria”, de modo que lo pueden padecer personas con párkinson, esclerosis múltiple o paraplejia, por ejemplo.

En estos casos, “la toxina botulínica es un fármaco que da muy buenos resultados, por su efecto paralizante”. Además, “entre un seis y un diez por ciento de estos pacientes no responden a otros medicamentos, por lo que puede ser aconsejable para ellos”, ha dicho, destacando también que “es el urólogo el que lo tiene que determinar”.

La lista de enfermedades sobre las que el bótox puede actuar no se acaba aquí: hiperdrosis (sudoración excesiva), artritis reumatoide, fascitis plantar… Todas ellas ponen de relevancia que esta toxina, sin duda alguna, es mucho más que un remedio estético contra las señales de la vejez.

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