Tratamiento adecuado del acné
- El hecho de que sólo el 20% de los afectados demande atención médica demuestra la falta de concienciación que existe en la sociedad
- Los trastornos en la piel tienen solución en manos de los dermatólogos
Hablábamos hace unos días de una patología con un componente psicológico muy importante como es el acné. Muchos jóvenes perciben el acné como un trastorno gravísimo. Tal percepción no debe extrañarnos, si consideramos que vivimos en una sociedad dominada por la imagen. La mayoría de los jóvenes entre los doce y los diecisiete años al menos tiene alguna lesión ocasional. Muchos de estos jóvenes pueden manejar su acné con tratamientos sencillos que deberían ser prescritos por su dermatólogo con el fin de saber que están haciendo lo correcto. Afrontar este trastorno por otras vías (consejos de familiares y amigos, automedicación, etc) sólo contribuye a agravar la enfermedad o prolongarla en el tiempo, a través de secuelas que nunca debieron producirse.
El diagnóstico para el dermatólogo no presenta problema, y el tratamiento hoy día del acné, en manos del dermatólogo, tiene solución. El dermatólogo dispone de suficientes medios terapéuticos, tanto por vía oral, local, etc., para curar cualquier tipo de acné, sea el grado que sea, y evitar la formación de cicatrices, y si éstas ya se han formado, realizar tratamiento. A pesar de lo frecuente de esta enfermedad, no cabe duda que el nivel de conocimiento del acné por parte de la sociedad es bajo. El hecho de que sólo en torno al 20% de los afectados demande atención médica demuestra, muy gráficamente, la falta de concienciación sobre el adecuado tratamiento y control del acné. Hay que resaltar que la visita al dermatólogo debe efectuarse desde el primer momento, fijando la terapia adecuada para evitar la aparición de nuevas lesiones y controlar eficazmente el proceso. Una buena higiene ayuda a la efectividad terapéutica y a prevenir complicaciones accesorias. Higiene que se inicia con la asociación a los propios tratamientos. Hay que limpiar la cara dos veces al día y aplicar los productos después del lavado, sin friccionar demasiado al secarse. También aplicar el gel y el champú en la ducha diaria y en el lavado del cabello varias veces por semana.
Recomendaciones
Existen además, otras precauciones dignas de ser tenidas en cuenta.
1.-Es muy conveniente evitar el contacto del pelo con la piel de la cara, aunque ello conlleve el sacrificio de renunciar a los largos flequillos y melenas.
La utilización de cosméticos debe ser restringida a las prescripciones del dermatólogo. Hay que subrayar que la mayoría de los cosméticos están contraindicados en los pacientes con acné, ya que sus componentes grasos contribuyen a obstruir los conductos excretores de la glándula sebácea.
2.-Estas precauciones se extienden al empleo de hidratantes, que no debe efectuarse, salvo en casos concretos. También deben evitarse los fotoprotectores grasos previos a la exposición solar, y acudir al especialista para elegir el tipo de bronceador que ha de usarse.
3.-En el ámbito alimentario, hay que recordar que no debe abusarse de los dulces, mariscos, cerdo y alcohol, así como de los alimentos con chocolate y derivados del cacao, frutos secos, quesos fuertes, aunque cabe decir que la ingesta de determinados alimentos no ha podido ser asociada científicamente con el desencadenamiento de la enfermedad.
4.-No tocar o manipular los granos de acné. Cuanto menos toque su acné, mejor, ya que pueden originarse cicatrices, etc. Tener precaución de no cortar o irritar lesiones al afeitarse, La manipulación de las lesiones es una causa frecuente de complicaciones en el acné.
5.-Se aconseja practicar deporte, paseos al aire libre, etc. El sol, el mar, son buenos pero siempre bajo consejo de su dermatólogo.
6.-Evitar las situaciones anímicas conflictivas, como estrés, nerviosismo o cansancio.
7.-Evitar, en lo posible, apoyar con frecuencia las mejillas en las manos (actitud pensativa, de estudio, etc).
8.- Cambiar regularmente las fundas de las almohadas de la cama.
9.-Es importante no compartir los jabones, cremas, etc., del tratamiento para evitar el contagio de posibles infecciones, aunque del acné no puede considerarse una enfermedad contagiosa. No comparta tratamientos, cada paciente es diferente.
El acné requiere tiempo y constancia en su tratamiento. La mayoría de los tratamientos deben ser prolongados para que sean efectivos.
El tratamiento de las cicatrices no debe hacerse mientras exista actividad de las lesiones, su dermatólogo le indicará cuál es el mejor tratamiento de los existentes para su caso: peeling, láser, etc.
Algunos interesados pretenden introducir la confusión, tipificando el tratamiento del acné como una renuncia a la belleza, argumento al que los jóvenes son particularmente sensibles. Nada más lejos de la realidad. De lo que se trata es de eliminar una patología que afea partes visibles del cuerpo, a través de los medios más adecuados.
Como todo objetivo que se precie de valioso, su consecución reporta algunos sacrificios, que son ampliamente compensados por la satisfacción del resultado final.
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