“Un bronceado se consigue con precaución y no de forma mantenida”
* Entrevistamos a Mª Carmen Gómez Espejo, Dermatóloga del Hospital de Montilla
Mª del Carmen Gómez Espejo, dermatóloga del hospital de Montilla
Estamos en verano y el sol es uno de sus protagonistas. Carmen Gómez Espejo, dermatóloga del Hospital de Montilla, nos recuerda las precauciones que tenemos que tomar para prevenir el daño del sol y nos alerta de que tenemos que ampliarlas al resto del año, sobre todo, en el caso de algunas profesiones.
- ¿Qué efecto tiene el sol en la piel?
- El sol emite radiación ultravioleta A y B que son las causantes del daño en la piel. Esta se defiende aumentando la producción de melanina, que es la que genera el típico bronceado. Pero a pesar de este sistema defensivo que tiene la piel, un exceso de exposición solar acabaría originando una serie de daños. Las personas de piel clara que casi nunca se broncean son, por tanto, más sensibles al daño del sol en la piel, necesitando un especial cuidado.
- ¿Cuáles son las consecuencias de los excesos de sol?
- El sol nos causa daño tanto por la exposición solar aguda (quemaduras), como por la exposición solar crónica, la cual consiste en exposiciones solares diarias durante años.
Las quemaduras solares en la infancia se han relacionado con el desarrollo del melanoma (cáncer de piel) y la exposición solar diaria, especialmente en personas de piel clara, es causa de tumores cutáneos denominados carcinomas basocelular y espinocelular, los cuales son frecuentes en personas con profesiones al aire libre a partir de los 50- 60 años de edad. Recientemente y como consecuencia de la moda del bronceado, considerado estéticamente muy valorado, está causando la aparición de estos mismos tumores a edades tan tempranas como los 30 años.
- ¿Este peligro existe sólo en verano?
No. El peligro está relacionado con la exposición y el contacto con el sol. Como hemos dicho antes el sol nos puede causar un daño por una exposición solar aguda y también por una exposición crónica y continuada. Ambos casos pueden darse en todas las estaciones del año y las precauciones deben extenderse por tanto a cualquier época del año.
Por ejemplo, algunos profesionales, (albañiles, agricultores, y otras profesiones al aire libre) pasan mucho tiempo al sol y pueden tener un daño por una exposición solar crónica y continuada.
- ¿Cómo se puede conseguir un buen bronceado?
- Con precaución y no de forma mantenida. Otra opción es el uso de autobronceadores, que no causan problemas y permiten obtener un tono idéntico a un bronceado y sin consecuencias para nuestra piel.
- Y con las salas de bronceado, ¿qué precauciones tenemos que tener?
- En ellas se expone la piel a los rayos UVA, los menos perjudiciales. De esta manera si el uso que se hace de ellas es reducido en cuanto al número de sesiones, no corremos gran peligro. Sin embargo, el hecho de realizar varias sesiones al año para conseguir un bronceado continuo y si además lo realizamos cada año tendremos los mismos efectos negativos que cuando tomamos el sol de forma continuada. Por ello en general, se desaconsejan.
- ¿Hay alguna otra enfermedad relacionada con la exposición al sol?
- También hay una serie de enfermedades inflamatorias de la piel que son desencadenadas o que empeoran con la exposición solar, y que pueden debutar en esta época del año, tales como la rosácea, el lupus cutáneo, las porfirias, la erupción polimorfa lumínica, etc.
- Entonces, ¿el sol es siempre nocivo para la piel?
- No, tomado del modo adecuado sin quemaduras y sin exposiciones frecuentes ni prolongadas no es negativo. De hecho, ahora en verano muchas personas ven mejorar algunas enfermedades de la piel como la dermatitis atópica, la psoriasis… En estos casos puede ser recomendable, siempre bajo prescripción y control médico.
Se debe evitar la exposición solar desde las 12 a las 17 horas, donde la emisión de radiación solar en más intensa y aplicar de modo correcto las cremas de protección solar.
- ¿Cómo se aplican de modo correcto las cremas de protección solar?
- Se debe aplicar cada 2- 3 horas una capa de cierto grosor, idealmente media hora antes de la exposición solar y repetir su aplicación tras el baño para mantener la cantidad de crema necesaria.
- ¿Qué factor de protección debemos utilizar?
- El adecuado. Para personas con fototipos de piel bajo, definido como personas con pelo claro y piel clara, que casi nunca se broncea, es necesario un factor de protección alto, de 30 ó 40 en adelante.
Además debemos aplicarla antes de salir de casa, con el grosor adecuado y renovarla cada vez que nos bañemos, para garantizar así su eficacia.
- Y en los niños pequeños, ¿podemos usar los mismos productos?
En menores de 6 meses se debe evitar el uso de fotoprotectores. En lugar de estos productos podemos usar gorros, sombreros, y cubrir la piel con ropa, la cual, dependiendo del color y la densidad del tejido, mejor cuanto más oscuro y más denso, nos va a proteger de forma muy eficaz, reduciendo hasta en un 93% la radiación solar que recibimos.
- ¿Y el melanoma que tanto nos preocupa?
- Tampoco debemos alarmarnos en exceso. No todas las manchas oscuras que aparecen en la piel son melanomas. Hay muchos tipos de lesiones que pueden aparecer, algunas de color rojo como los angiomas, otras de color marrón como las queratosis seborreicas, lentigos o dermatofibromas, todas estas son benignas, pero no por ello debemos dejar de acudir al médico para saber si lesiones que aparecen nuevas en nuestra piel se tratan de lesiones benignas o malignas.
En cuanto a los lunares, simplemente debemos observar nuestra piel cada 1- 2 meses, y ver si alguno de ellos ha cambiado de tamaño o color en el último año, o si observamos un lunar de reciente aparición que no habíamos visto antes, ambas situaciones son motivos para consultar al médico, porque estos cambios es la forma de identificar pronto un melanoma. No debemos olvidar a la hora de observar nuestra piel lugares menos accesibles a nuestra vista como la espalda, para la que nos puede ayudar un familiar, u otros lugares como los pies o los genitales a los que no solemos dar importancia.
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